Glamour, la palabra que cada vez gusta menos pero interesa más.
La palabra Glamour, ha ido reduciéndose en su significado, principalmente a partir de fines del siglo XIX.
Aquéllo que en la Edad Media hacía alusión a lo mágico, ahora se desvirtúa hacia una concepción elitista, asociada con otras situaciones como dinero despilfarrado en gastos superfluos.
Sobre el tema me extenderé en su momento.
Ahora, quiero sacarte de ese sitio. Distraerte de esa pesada significación. Compartir este sentimiento de que no es necesario ser esbelto, joven, rico o famoso para tener glamour, y que tener las condiciones antes mencionadas, no te lo garantiza en absoluto.
Glamour para todos.
El glamour es accesible a todos nosotros. Ya sea porque podemos ser personas glamurosas (ojo, no se debe decir glamorosas). O porque somos capaces de crear glamour. De tener una visión propia de lo que debe ser nuestro entorno y nuestro quehacer diario, e ir ajustándolo a esa visión.
Hay una amplia significación en la palabra glamour. Abarca todo lo que tú puedes crear, ordenar, e incluso abarca tu forma de actuar ante determinadas situaciones en las que te encuentres.
Si debes a hacer algo tan sencillo como colgar cuadros en una pared, pues vas, martillas los clavos y cuelgas en ellos tus cuadros. Si los alineaste de alguna forma, tomando en cuenta sus colores, y además quedaron derechos y guardan una relación de distancia, van a estar lindos allí.
Si, por el contrario, entiendes que es algo un poco más complejo. Que es más que distribuirlos y alinearlos. Que tendrás que elegir, en forma consciente, un criterio para la distribución, adecuarlo a la iluminación, crear uno o dos focos visuales y trabajar en torno a ellos. Si encuentras necesario romper la fatiga visual de las líneas rectas, porque todos tus cuadros son de forma rectangular. Si resolviste el tema simetría sí o simetría no, y sabes por qué lo resolviste de esa forma, es probable que el resultado tenga glamour.
Me detengo para aclarar que el glamour no es sinónimo de decoración, buenas ideas y esfuerzo creativo. Un decorador puede ser magnífico y crear bellezas, aún sin obtener con ellas resultados glamurosos.
Pero el decorador con buenas ideas y esfuerzo creativo, es probable que tenga una dosis menor o mayor de glamour.
Cuando tenemos el frente de nuestra casa libre y nos decidimos a enjardinar, primero vamos creando una concepción de lo que queremos obtener. Y el proceder es similar al de la distribución de los cuadros, que mencionamos anteriormente.
¿Dónde está el glamour?
Por supuesto que por más glamour que tenga alguien, no puede estar rodeado de él. pero como a nuestra vida la construimos de a pequeños retazos. A veces, en el todo, hay glamour, y hay más del que pensamos.
El glamour no es algo que se tiene o no se tiene. De otra forma no pediríamos más glamour en algo, al sentir que le falta. Hay variables. Unas personas son más glamurosas que otras, indudablemente. Y sí, habrá algunas que ni siquiera podrán acercarse a concebir el significado de glamour.
Los 15 componentes del glamour:
* Originalidad.
* Estilo propio, variado pero pulido.
* Agudo sentido de la estética.
* Educación apropiada desde la más temprana edad.
* Actividad intelectual (no existe sin ella).
* Algo adentro, que se aprecia desde afuera.
* Encanto.
* Prolijidad.
* Esmero.
* Preocupación por obtener lo mejor a partir de lo que se tiene disponible.
* Deseo de sobresalir.
* Placer por los detalles.
* Dignidad.
* Dosis de romanticismo.
* Gotas de valoración hacia lo clásido.
Iremos tomando temas puntuales del glamour, así como desarrollando ideas prácticas y demostraciones.
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Te agradezco la compañía. Y te espero de nuevo pronto.