jueves, 5 de marzo de 2015

Glamour: La palabra que cada vez gusta menos pero interesa más.

Glamour en su perspectiva histórica.


El origen de la palabra glamour data de la Edad Media, cuando la humanidad permanecía aún en el oscurantismo. 

Se trata de un anglicismo que, a su vez, proviene de una voz francesa. O es al revés. Todo se discute y se le asignan diferentes procedencias. En última instancia, sin duda es un extranjerismo aceptado en nuestro idioma.

Cientos de años se utilizó únicamente para designar a hombres sabios que practicaban ciencias ocultas y sabían hacer uso de la magia.


Luego, continuó con su rasgo asociado a encantamiento. Comenzó a usarse referido a aquéllo que variaba nuestras percepciones, logrando que nos deslumbráramos ante un objeto. Glamour era un hechizo. Un hechizo que hacía brillar aquéllo a lo que estaba dirigido.


No fue sino hasta fines del 1800, que apenas cambió, para referirse a belleza. ¿Y por qué no habría de aplicarse un sustantivo que implicara magia, para exacerbar, reforzar, lo que nos impresionara con su belleza?


También allí comenzó a usarse, por primera vez, referido expresamente a personas del sexo femenino, asociado a la belleza, pero suave y sutil, a la belleza romántica.


Y tenemos que aún aquí, no se hacía alusión alguna a lujos ni a espectaculares situaciones financieras.


El glamour era, entonces, hechizo puro, fascinación.




El siglo XX y el descenso de la acepción del vocablo glamour.


Y llegó el año 1910. La industria del cine se vio glorificada y magnificada. Se inicia la época de oro de Hollywood.


Rodar películas era un gran negocio. Miles de personas trabajaban en cada una de las superproducciones. Las grandes estrellas ganaban copiosas sumas de dinero, con el cual podían brillar esplendorosas en el firmamento del celuloide y fuera de él, con costosos autos descapotables y mansiones en Beverly Hills.


Un estilo de vida que a veces podían mantener por poco tiempo. Pero durante ese tiempo era, de alguna manera, para los observadores distantes de la época: mágico.


Y mágico era poco, seguramente. 


El mundo entero observaba atónito -y hasta soñaba- las vidas espectaculares de estas figuras.


Entonces, se les adjudicó más fuerza. A ese producto nuevo se lo etiquetó con una palabra también nueva para él. La palabra glamour.


No sabemos a qué genio creativo se le ocurrió asociar éxito, belleza y dinero, con glamour. Y digo que fue un genio, porque su idea prendió, creció y se extendió. Finalmente cubrió con un manto el histórico significado de la palabra, y le dibujó, con audacia, una nueva interpretación.


A partir de que glamour pasó a ser lo que tenía una actriz hermosa y promocionada, dueña de incontables colecciones de pieles y joyas de alto valor, el vocablo se desmerece tristemente. Pierde gran parte de su encanto. Pasa de designar a algo con valores especiales, que sobresale entre las cosas que lo rodean, a la limitada acepción de frivolidad. Con aceptación para algunas personas y disgusto para otras muchas más.


Glamour se utilizó como cualidad, entonces. Una cualidad que abandonó los objetos y a los hombres sabios, para volar rápidamente a situarse como un halo sobre las cabezas de algunas estrellas de cine. 


Cuando anunciamos hablar de glamour, parece que vamos a acabar discutiendo sobre las celebrities hollywoodenses. Esta o aquélla. Este o aquél. ¡Pobre glamour que lo hicimos aterrizar bajo!


No niego que el glamour, como magia, puede referirse a una persona especial. Pero me niego a aceptar que sea sinónimo de lujos. Se refiere al brillo propio o especial que puede tener algo o alguien.

Que se haya asociado glamour a la figura de Rita hayworth, poco significa. Glamour no es discutir si James Dean o Brad Pitt.

Y por supuesto que glamour no es sinónimo de freak, fashion o chic. No es algo tan limitado, tan pequeño y estrecho, sino algo mucho más amplio.



Glamour of Hollywood, Glamour: el nombre de una revista.


Para complicar más la falsa comprensión generalizada de glamour, apareció una revista. Ocurrió en el año 1939. Glamour of Hollywood fue una revista estadounidense, en principio dedicada a los desmanes del mundo de la farándula. 

Con el transcurso del tiempo, conservó únicamente la primera palabra de su nombre: Glamour. Y se dedicó a moda y belleza. Hasta nuestros días, se distribuye en numerosos países, para contar a gritos que glamour es algo que cabe en un mazo de hojas de papel satinado y colorido, y no apto para bolsillos magros.




sábado, 28 de febrero de 2015

Palabras sobre este blog.

Sobre este blog.


Glamour para todos, se refiere al sustantivo en su más amplia acepción.

Busca que no se pierda nada de su magia, a partir del estrecho uso dado a la palabra en el último siglo y medio.

Tomará y desarrollará temas de la etimología de glamour.

Se paseará por la historia sobre la que este sustantivo transitó.

Acepta que el glamour no se aprende. Pero hay formas de acercarse a él, con el entrenamiento adecuado.

Compartirá contigo experiencias e ideas prácticas, en varios campos de actividad.

Cubrirá especialmente lo referido a la presentación de mesas de fiesta o de noche de amigos, así como la de los platos a servir.

Sugerirá ideas para decoración con plantas, y jardinería en general.

Desarrollará detalles decorativos adaptables a diferentes ocasiones.

Abusará de la idea de proyectos con presupuestos reducidos, para que estén al alcance de todas las economías.

Recibirá todos los aportes que desees hacer, sea por mail o por medio de los comentario al pie de la página.

Publicará fotos de algunas pequeñas fórmulas que siempre resultan para mejorarlo todo.

Intentaremos lograr una aparición semanal.

A partir del lunes comenzaremos a hacer fotos, con la intención de mostrar cosas nuevas.


Te estaremos esperando aquí.

Si algo te resulta de utilidad, comparte en las redes sociales para que otros también puedan acceder a la información.

Hasta pronto.

Glamour, un sustantivo que siempre interesa.

Glamour, la palabra que cada vez gusta menos pero interesa más.


La palabra Glamour, ha ido reduciéndose en su significado, principalmente a partir de fines del siglo XIX
Aquéllo que en la Edad Media hacía alusión a lo mágico, ahora se desvirtúa hacia una concepción elitista, asociada con otras situaciones como dinero despilfarrado en gastos superfluos. 
Sobre el tema me extenderé en su momento.
Ahora, quiero sacarte de ese sitio. Distraerte de esa pesada significación. Compartir este sentimiento de que no es necesario ser esbelto, joven, rico o famoso para tener glamour, y que tener las condiciones antes mencionadas, no te lo garantiza en absoluto.


Glamour para todos.


El glamour es accesible a todos nosotros. Ya sea porque podemos ser personas glamurosas (ojo, no se debe decir glamorosas). O porque somos capaces de crear glamour. De tener una visión propia de lo que debe ser nuestro entorno y nuestro quehacer diario, e ir ajustándolo a esa visión.

Hay una amplia significación en la palabra glamour. Abarca todo lo que tú puedes crear, ordenar, e incluso abarca tu forma de actuar ante determinadas situaciones en las que te encuentres.

Si debes a hacer algo tan sencillo como colgar cuadros en una pared, pues vas, martillas los clavos y cuelgas en ellos tus cuadros. Si los alineaste de alguna forma, tomando en cuenta sus colores, y además quedaron derechos y guardan una relación de distancia, van a estar lindos allí.

Si, por el contrario, entiendes que es algo un poco más complejo. Que es más que distribuirlos y alinearlos. Que tendrás que elegir, en forma consciente, un criterio para la distribución, adecuarlo a la iluminación, crear uno o dos focos visuales y trabajar en torno a ellos. Si encuentras necesario romper la fatiga visual de las líneas rectas, porque todos tus cuadros son de forma rectangular. Si resolviste el tema simetría sí o simetría no, y sabes por qué lo resolviste de esa forma, es probable que el resultado tenga glamour.

Me detengo para aclarar que el glamour no es sinónimo de decoración, buenas ideas y esfuerzo creativo. Un decorador puede ser magnífico y crear bellezas, aún sin obtener con ellas resultados glamurosos

Pero el decorador con buenas ideas y esfuerzo creativo, es probable que tenga una dosis menor o mayor de glamour.


Cuando tenemos el frente de nuestra casa libre y nos decidimos a enjardinar, primero vamos creando una concepción de lo que queremos obtener. Y el proceder es similar al de la distribución de los cuadros, que mencionamos anteriormente.


¿Dónde está el glamour?


Por supuesto que por más glamour que tenga alguien, no puede estar rodeado de él. pero como a nuestra vida la construimos de a pequeños retazos. A veces, en el todo, hay glamour, y hay más del que pensamos.

El glamour no es algo que se tiene o no se tiene. De otra forma no pediríamos más glamour en algo, al sentir que le falta. Hay variables. Unas personas son más glamurosas que otras, indudablemente. Y sí, habrá algunas que ni siquiera podrán acercarse a concebir el significado de glamour.


Los 15 componentes del glamour:


* Originalidad.

* Estilo propio, variado pero pulido.

* Agudo sentido de la estética.

* Educación apropiada desde la más temprana edad.

* Actividad intelectual (no existe sin ella).

* Algo adentro, que se aprecia desde afuera.

* Encanto.

* Prolijidad.

* Esmero.

* Preocupación por obtener lo mejor a partir de lo que se tiene disponible.

* Deseo de sobresalir.

* Placer por los detalles.

* Dignidad.

* Dosis de romanticismo.

* Gotas de valoración hacia lo clásido.


Iremos tomando temas puntuales del glamour, así como desarrollando ideas prácticas y demostraciones.

Si el enfoque del tema te fue de utilidad, te pido que lo compartas en las redes sociales y/o dejes un comentario al pie de esta página.

Te agradezco la compañía. Y te espero de nuevo pronto.